sábado, 3 de diciembre de 2011

Adolescentes alienados


Conversando no solo con mi hijo, sino con varios adolescentes que fueron alienados, dicen rechazar al padre/madre no conviviente, pero no pueden explicar claramente su rencor. Les da bronca por no encontrar fundamentos consistentes que prueben el objeto de su juicio, pero es tan fuerte su sentir, que igual bajan el martillo de juez y sentencian a un olvido hipócrita al otro progenitor, que a la vez no lo olvidan del todo y sufren en su interior.

Sienten rencor de una forma intelegible para ellos, reprochan acciones de ese progenitor impedido, que solo suponen que iban en contra o atacaban al conviviente que los alienó, aún cuando saben que esas acciones éste o ésta, las hizo ante la justicia con el fin de que se restableciese el contacto con ellos, y aún cuando tienen en claro incluso, que antes del impedimento ellos, en la mayoría de los casos, lo que más deseaban era residir con ese padre/madre que resultó impedid@ del contacto igual que ellos.

A la vez es, como que le pasan factura por no haber hecho algo más contundente para que se restaure el contacto. Pero simultáneamente odian por aquellas acciones por las cuales se hayan quejado por ocasionarle molestias de traslado a los tribunales a su padre/madre conviviente, y no desisten de ello aunque sepan que por cada vez que la justicia citó a su madre/padre alienador a una audiencia, para que se produjese esta, ese padre impedido ha dejado "el zurco" a la defensoría de familia de tanto ir y venir.

Es como un proceder molesto, rencoroso, injusto como quien instauró ese rencor en sus corazones, razonamiento ilógico, que no se condice y se confronta en su misma mente ganando mayormente todos los estímulos negativos instaurados durante la alienación mental con que fue programado a lo largo de toda su infancia.

Se ponen muy nerviosos, la situación se les sale de todo control y pueden callarse como ponerse verborrágicos y muy reprochadores, a la vez que en sus ojos se lee que autoanalizan que lo que reprochan no les fue por perjuicio a ellos, sino que tuvo por objeto ayudarlos, pero que a la vez eso vino a propiciar la bronca de sus captores alienadores.

El síndrome parental se hace más profundo aún, cuando el adolescente en su infancia y durante el impedimento de contacto, además, fue torturado psicológicamente en forma enfermiza y continua por la familia que le impedía el contacto con el progenitor no conviviente. 

Las torturas van desde la simple ridicularización del parecido físico/fisonómico, el parecido de personalidad, retarlo por dichos o formas de hablar del progenitor impedido del contacto. A golpizas, humillaciones graves como desnudarlos y golpearlos por tonterías delante de niños y adultos del sexo opuesto, tratos avergonzantes y en definitiva, hacerlos sentir y hacerse carne de que por culpa de ser parecido y haber tomado "cosas" de la personalidad de ese otro progenitor, están siendo sometidos, humillados. Así que primero se sienten mal porque a quien se basurea con dichos durante los castigos, es a su otra imagen de padre/madre, umbral admirado e idolatrado por ellos, pero pronto esa figura admirada comienza a cambiarse por una despreciada y culpable de todas sus palizas, burlas, insultos. En definitiva se convierte, por todo el daño que ellos debieron soportar.

Lo extraño de este tipo de alienación es, que en lugar de al crecer y madurar, dándose  cuenta de como son las cosas, en vez de odiar a sus torturadores, no sea así. El bloqueo psíquico es tan fuerte, que creen haber merecido todas esas torturas por culpa del parecido con esa "pintada" basura que es el otro progenitor. Así que arbitrariamente aman a sus secuestradores y humilladores y odian a quienes antes amaban.

El mismo caso se ha dado con la gente que ha sido hacinada en los  campos de concentración de prisioneros, llegando a amar y dar la vida por quienes los sometían y odiar a todo lo de su país, justificando a sus maltratadores por causa de que el pertenecía al país opositor en lucha y que tenían todo el derecho de maltratarlo. 

El síndrome de alienación parental no se debe tomar a la lijera, es el producto de años de un trabajo sometimiento con irrealidades en la mente de un niño, años de la aplicación psicopática y enfermiza de todo tipo de estímulos para predisponerlo en contra del otro padre o madre impedido. 

                                                              Leer más:  DANIEL ANGEL VIDAL

1 comentario:

Atenea y Xena dijo...

Lo que me cuesta entender, que habiendo tantos progenitores en esta situación, que habiendo tantos expertos en estos casos, que siendo un maltrato psicologico hacia esos niños y los padres y madres que lo sufren, siga habiendo personas que estan en contra del sap y que la justicia no haga nada por comprobar y demostrar que estos casos existen.
Os animo a seguir luchando y yo lucharé con vosotros.
Un beso grande.
Ana