miércoles, 30 de noviembre de 2011

Testimonio de una madre


Parte de mi historia...

Tantas historias repetidas, tanto afán de venganza, tanto dolor ¡!Y me pregunto!! ¿Quién se preocupa de los hijos? ¿Quién se detiene a pensar en las consecuencias devastadoras que nuestras guerras de adultos, nuestro resentimiento, nuestras maldades y locuras van acarrear en la vida de ellos?. ¿No sería mejor estar UNID@S, antes de convertir todo ello en una lucha sin sentido?A mi, no me preocupa si es el papá, o la mamá quien predispone, programa o induce en contra del otro. Ni me preocupa si el que tiene la custodia, tiene más tiempo real para tanta maldad, porque yo sé, que no es así,  porque lo he vivido. Solo sé,  que “algo falla”. Pero si me preocupa el dolor y las consecuencias que han soportado nuestros hijos durante quince largos años por todos los  procedimientos judiciales ridículos (no por custodias, ni casas, ni dinero), interpuestos por el que dice que les quiere y les arrastra por los juzgados, solo por intentar ocultar un pasado.A los diez años de la separación, con tres hijos en común y siguiendo con su actitud narcisista y prepotente,  predispuso a una de nuestras hijas con trece años en mi contra, de manera estratégica para que nunca más la volviera a ver. Solo entendemos el significado de lo que estoy contando quienes lo estamos sufriendo en primera persona, se llame como se llame, QUE MAS NOS DA, no voy a pronunciarlo. ¡!Custodias!!, ¿!para qué!?, si cuando yo la ejercía, de mutuo acuerdo, había unas visitas con su padre y ahora que la ejerce él, con una de nuestras hijas se acabaron para mi, porque ella NO QUIERE, no se la puede obligar y no se adoptan medidas preventivas.Cuantas veces he entrado en un juzgado, suplicando que a los niños se les perjudicaba y los fiscales, los que a mi entender “velan” o “protegen” el bienestar del menor, se leían los expedientes antes de entrar en la sala.  O por despreocupación y negligencias extravían “ocho denuncias” interpuestas por incumplimiento régimen de visitas  cuando cedí voluntariamente la custodia de mi hija, para intentar recuperarla a través de una terapia, quedando totalmente impune el padre custodio por prescripción de estas y seguir incumpliendo.
¿Cuántas veces, esperando durante horas sentada en un banco del juzgado para que buscaran soluciones, escucho indignada conversaciones de algunos funcionarios que, enganchados al teléfono, les preocupaba si aquella camisa de cuadros que se han comprado, les combinaba con sus vaqueros?¿Y luego, ¡!están saturados de trabajo!!? ¡!Que vergüenza!!.¿Cuántas veces me pregunto, si todo ello no es un maltrato y un abuso institucional, consentido y favorecido por unos intereses creados sin importarles para nada los menores? No soy jueza, ni fiscal, ni abogada, simplemente soy una madre de tres hijos a los que desde muy pequeños se les iba manipulando sutilmente, mintiendo, distorsionando e intentando que olvidaran a su madre a la que tanto quieren. Porque le pese a quien le pese, él es “su papá” y yo soy “su mamá” y somos irreemplazables para ellos.Niños que en el momento de la separación contaban con 4 años, 3 años y 20 días (que pena). Se les veía tan desprotegidos y simplemente pedían poder tener una “familia normal” y no se les dejaba. Ahora, han crecido, ya tienen 19, 18 y 15 años. La desgracia de la manipulación y la maldad de unos seres enfermos, que empujaron entre todos al suicidio de  mi sobrino con tan solo dieciocho años por la misma situación, de una familia, que solo se preocupa más de esconder o tapar todo lo oscuro que entre ellos sucede, antes que querer a sus propios hijos o nietos, consiguieron  programar a su hermana, nuestra hija,  con amenazas y chantajes emocionales para que me odiara.Cinco veranos sin ella, sin ir juntos a la playa, sin poder construir castillos de arena, gritar, reír, correr, jugar y se les ha imposibilitado seguir creciendo juntos. Quisiera poder decirle a mi niña preciosa, a la que llevo tanto tiempo sin poder abrazar CUANTO LA QUIERO Y LA HECHO DE MENOS  que siempre estaré esperándola, porque sé,  que algún día VOLVERÁ.

Lina.
Unid@s.